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lunes, 6 de diciembre de 2010

Las palabras

                                                                     Por el Prof. Ramón Morel

En la vorágine que es la vida hoy, las palabras van perdiendo significación, poco a poco nos vamos quedando sin sustancia, sin atributo, y vamos entrando en una nebulosa en la que nada es nítido, nada es transparente; todo es confuso, todo es ambiguo. La pérdida del uso de la palabra ha transformado a nuestra sociedad en malhumorada, agresiva, y violenta. Nos han hecho creer que una imagen vale por mil palabras, cuando en realidad es al revés una palabra vale por mil imágenes. Si uno escribe la palabra perro y deja un lugar para que cada persona ponga una imagen se dará cuenta que es así, ya que cada uno pondrá la imagen de su perro. Podría haber mil ejemplos como este. Sucede que para describir un lugar, una situación, un hecho, es necesario un gran dominio y conocimiento de la lengua del que describe y del que escucha, por eso la comodidad de mostrar la imagen y de hacer creer que vale más que las palabras. Para defender una postura en un debate con argumentaciones precisas, contundentes, con conceptos claros, se necesita también conocimiento y dominio de la lengua. Hoy las expresiones han sustituido al discurso fluido. Cuando en una cancha un jugador es muy bueno el comentario es “¡Cómo juega, es un H de P!”, si hay un jugador muy malo el comentario es “¡Cómo juega, es un H de P”!, si pasa una mujer hermosa el comentario es “mira esa mujer que H de P”, si pasa una no tan agraciada el comentario es “mira esa mujer que H de P”, si un alumno en la escuela es muy bueno el comentario es “que H de P”,si es muy malo el comentario es “que H de P”, con una expresión que puede ser esta o cualquier otra nos comunicamos permanentemente y hemos ido perdiendo paulatinamente el uso, conocimiento y dominio de la lengua. Entonces en una situación en que necesitamos comunicarnos con otra persona que nos ha molestado con algún dicho o con alguna actitud no sabemos expresarnos correctamente y lo que hacemos es agredirla verbalmente porque es lo único que sabemos hacer y si del otro lado nos contestan igual terminamos insultándonos mutuamente y si la disputa no termina ahí al final nos agredimos físicamente, todo porque no somos capaces de hablar, de usar las palabras adecuadas a esa situación, porque por lo general no las conocemos, no sabemos usar la palabra. Cuando a una persona malhumorada se le pregunta que le pasa por lo general responde con expresiones como “anda todo como la M” y otras similares. En realidad esa persona sí sabe lo que le pasa, pero no lo puede expresar de otra manera. El pensamiento se manifiesta en palabras y cuando no las sabemos usar no sabemos decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que nos pasa. Muchas veces una persona lee algo y dice: “esto es lo que me pasa”, pero otra lo escribió y coincidió con ella, sino no hubiera sido capaz de decirlo por sí mismo. A la vez que vamos perdiendo la capacidad, la facultad, de usar la palabra, también perdemos la de entender. La palabra es símbolo de poder, las personas que ocupan ese lugar tienen una gran oratoria, tienen un gran poder de persuasión, a través de las palabras son capaces de movilizar a miles de personas solo con sus discursos. Hay muchos ejemplos en la historia y en la actualidad. Porque nada ocurre porque sí, porque nada es casual, me pregunto ¿a quién o a quiénes les conviene que vayamos perdiendo las palabras y su significación?

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