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miércoles, 4 de abril de 2012

Noam Chomsky y las 10 Estrategias de Manipulación Mediática

El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación”a través de los medios






El lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación”a través de los mediosEl lingüista Noam Chomsky elaboró la lista de las “10 Estrategias de Manipulación”a través de los medios
1. La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia
de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas
importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la
técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público
interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la
psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos
de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al
público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como
los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado
“problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar
cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea
hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u
organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de
seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para
hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el
desmantelamiento de los servicios públicos.


3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable,
basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Esos cambios provocarían una revolucion si se aplicaran de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de
presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento,
para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio
inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el
público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar
mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para
acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el
momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida
al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente
infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de
poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más
se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si
ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella
tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un
sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas
para guerras tranquilas”)”.

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto
emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y
finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro
emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas,
deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea
incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su
esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más
pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las
clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar
para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a
creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la auto-culpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable
por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades,
o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se
auto-desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la
inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso
de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente
brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites
dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha
disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como
psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él
se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un
control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí
mismos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

en estos días surgió una carta de lectores en el diario El Chubut que en sus últimos párrafos enuncia: "cuando los gobernantes no hacen su trabajo los que obedecen hacen lo que quieren".
¿Los ciudadanos son lo que obedecen?
En nuestra provincia vemos día a día como se cumple esto que menciona Chomsky: el ciudadano es visto por los gobernantes y por el mismo ciudadano como un niño, como aquel que obedece, el ignorante y temerosos, también el tranquilo, sumiso, que se queda en su casa, cómodo, esperado que se cumplan sus derechos por gracia divina.