ESPACIO ABIERTO PARA QUE LEAN, OPINEN, CRITIQUEN Y COMENTEN TODA/OS AQUELLA/OS QUE VEN A LA DOCENCIA COMO LA FORMA DE PROYECTAR LA CULTURA Y EL SABER HACIA UN FUTURO DISTINTO... A TRAVÉS DE ESTE MEDIO DAREMOS A CONOCER COMUNICADOS DE INTERÉS PARA UNA PARTICIPACIÓN PLURAL DE NUESTRA/OS COMPAÑERA/OS Y COLEGAS.

viernes, 15 de julio de 2011

CONTAMINACION Y DESTRUCCIÓN, UNA PRACTICA DEMASIADO FRECUENTE EN LA MINERIA A CIELO ABIERTO

Por Pablo Palicio
Foro Ambiental y Social de la Patagonia
Explicar y entender la oposición de los pueblos de nuestro continente a la denominada “megaminería” o gran minería metalífera a cielo abierto, requiere comprender primero la perversidad de un sistema extractivo diseñado para extraer minerales de baja ley. Desde hace más de un siglo la concentración de mineral en roca viene disminuyendo de tal manera, que la proporción extraíble (considerada rentable) con las nuevas tecnologías, habla por sí sola. Hacia el 1900 el cobre se extraía al 5% de ley; hoy es posible extraerlo al 0,4 % de ley. En la actualidad, y con la ayuda del cianuro, en las minas de oro se obtiene 0,65g/tonelada. No es exagerado decir que para obtener un anillo de menos de una onza del preciado metal, deben volarse 20 toneladas de roca. Para una mayor comprensión del sistema extractivo y sus consecuencias en los ecosistemas citamos aquí un extracto del texto “Vienen por el oro, vienen por todo” de Javier Rodriguez Pardo:
“(…)¿cómo podemos explicar el actual método extractivo de las corporaciones transnacionales que deben atrapar los minerales invisibles al ojo humano, ya que las vetas de alta ley se agotaron? El método, es siniestro, y es nuestro deber denunciar hoy que la historia continúa peor que hace quinientos años. Los yacimientos se detectan por satélite, aquellos sitios donde hay más concentración de minerales, generalmente diseminados en extensiones kilométricas, y poli metálicos. Se pulverizan suelos y montañas y se vierte un cóctel de sustancias químicas para obtener los minerales deseados, sin importar secar acuíferos, desviar ríos, deshacer glaciares y volar cerros con promiscuidad dinamitera a cielo abierto, a tajo abierto, o a rajo abierto. El método no se caracteriza por mantener normas industriales de desarrollo sostenible, ni por remediar el daño producido, tarea por demás imposible; para las empresas mineras lo vital consiste en capturar entre el 96 y 99 % del oro contenido en la roca, en invisibles partículas diseminadas en miles de hectáreas. Ahora, donde no alcanza el ojo humano, llegamos con el compuesto químico y hacemos que el mineral de baja ley sea un buen negocio. En el camino aparecen metales pesados propios de la actividad realizada por esta mal llamada industria, como plomo, mercurio, zinc, cadmio, cobre, entre muchos otros, además de metaloides como el arsénico, frecuente en la Cordillera de los Andes, movilizados por la acción de las soluciones de cianuro y de ácido sulfúrico, parte de las múltiples sustancias que disemina este tipo de minería en el suelo. La rentabilidad del mineral pasa por extraerlo sin mayores gastos, sin pagar impuestos, con leyes permisivas apropiadas para consumar el saqueo, que incluye degradación y contaminación ambiental. El agua es el principal insumo de este sistema
 extractivo. Mezclada con la sopa química les permite a los nuevos mineros lixiviar (regar) apiladas concentraciones de roca que quedarán eternamente contaminadas, abandonando tóxicos que llegarán a las aguas superficiales y subterráneas a veces muchos años después de cerrada la mina… Esta minería destruye las economías regionales, expropia tierras y desplaza, hasta el paulatino exterminio, a los pueblos originarios. Inutiliza las fuentes productivas genuinas, ahoga la actividad agropecuaria y agroindustrial, es incompatible con la actividad turística, produce pérdida del valor del paisaje y empobrecimiento de los pueblos y de sus economías, obligados a un régimen temporario de explotación insostenible de la tierra. La minería deja desolación y más pobreza a su paso. Genera diversas enfermedades con patologías terminales por polución y emanaciones tóxicas, drenajes ácidos y contaminación de acuíferos con metales pesados. La flora y la fauna sucumben y la cadena trófica multiplica el impacto en ecosistemas que concluyen endémicos y degradados, erosionados y estériles(...)”
Podemos resumir los principales efectos adversos para la salud y los ecosistemas de la megaminería hidrotóxica en los siguientes puntos:
• VOLADURAS: Nubes de polvo tóxico que se transforman en lluvia ácida por la presencia de nitrógeno o azufre
• METALES PESADOS: Liberación de metales pesados durante los procesos de trituración y separación de éstos de la roca estéril
• DRENAJES ACIDOS: Uno de los principales problemas ambientales de la minería. Estos ocurren cuando los sulfuros presentes en la roca o el suelo se exponen al aire o al agua, convirtiendo el sulfuro en ácido sulfúrico. Pueden contaminar gravemente el agua, afectando también la de consumo humano. El DA también disuelve los metales pesados, tales como arsénico y el plomo en el agua subterránea o superficial. Los drenajes ácidos pueden durar décadas y hasta siglos, viajando largas distancias río abajo.
• AGUA: Reducción o agotamiento de aguas en superficie y napas por consumo extraordinario. Ej. Minera Bajo la alumbrera consume 100 millones de litros diarios
• FLORA Y FAUNA: Eliminación de la vegetación, emigración y mortandad de animales silvestres, acumulación de metales pesados en animales y vegetales. Alteración y erosión de los suelos: desertificación. Marcada disminución de la productividad de los suelos.
• ELEVADO CONSUMO ENERGÉTICO: el desmesurado consumo de la minería puede llevar al país a crisis energéticas. Según fuentes oficiales Minera Bajo de la Alumbrera es el cliente individual más grande del país de fluido eléctrico, con mas del 80% del consumo de la provincia de Tucumán y el 25% de la región NOA. ¡Un solo emprendimiento minero!
EL SAQUEO ECONOMICO
El auge de la minería a cielo abierto se produce a partir del año 1993 cuando el gobierno de Carlos Menem sanciona la ley 24.196 de Inversiones Mineras, modificada luego por las leyes 24.296, 25.161 y 25.429 que profundizan aun mas el tratamiento preferencial a las empresas, mayoritariamente de origen transnacional. A partir de allí se produce un crecimiento notable de las inversiones en el sector que solo puede ser explicado por este marco de leyes extremadamente permisivas, que generaron en los hechos la desregulación total del sector, creando las condiciones para que la Argentina sufra, literalmente, el saqueo de los llamados recursos naturales (Bienes comunes) por parte de las corporaciones mineras transnacionales.
Fundamentalmente la ley 24.196 establece una serie de incentivos fiscales a la exploración y la explotación minera (Ver síntesis en el anexo): las empresas mineras pueden deducir el 100% de sus gastos de exploración del cálculo del impuesto a las ganancias; se les devuelve el IVA a la exploración, así como el IVA en importación o compra de bienes e inversiones de infraestructura; no pagan derechos de importación; no pagan el Impuesto al Cheque; pueden deducir el 100% del Impuesto a los Combustibles Líquidos, y muchas otras ventajas más. En el sector minero es difícil entender el sentido de la palabra exportación, dado que están autorizados a no ingresar en nuestro país el 100% de lo producido por sus “exportaciones”. Tanto la Secretaría de Minería de la Nación como las transnacionales del sector se vanaglorian de los impresionantes números de las “exportaciones” mineras, pero omiten mencionar que “se produce una exportación cuando las materias primas, productos y/o servicios del país de origen que se venden al exterior, son efectivamente recibidos y nacionalizados en destino y son abonados en los plazos y montos pactados, mediante el ingreso de las divisas en el circuito financiero del país exportador”. El decreto 753/2004 excluye a la actividad minera de esta obligación. Para coronar toda esta serie de normas oprobiosas y lesivas para los intereses de nuestra nación, la ley 24.196 de Inversiones Mineras garantiza la estabilidad fiscal y cambiaria por 30 años, o sea que tanto los gobiernos provinciales como el gobierno nacional no podrán aumentar la carga tributaria o arancelaria de las empresas mineras durante este periodo. Como contraparte de todos estos beneficios las empresas deben pagar regalías a las provincias, pero la ley 24.196 establece un irrisorio tope del 3% del valor del mineral extraído en boca de mina, y en nuestra provincia ni siquiera se llega a ese ridículo monto (2% en Chubut). Estas regalías son tan insignificantes que en los casos donde hay reintegro por puertos patagónicos estos reintegros pueden ser mayores que las regalías. En dicho caso sería como pagarle al ladrón para que nos robe
EL TERCER PAIS
En el año 1997 se firmó el Tratado de Integración y Complementación Minera entre Chile y Argentina, que aunque fuera presentado como una “medida para potenciar los lazos y las relaciones económicas entre ambos países”, la realidad demostraría mas tarde que se había creado un instrumento a la medida de las transnacionales, las que podrían explotar los minerales en una extensa área convertida en un nuevo país, con leyes, normas y administración propia a lo largo de 5.000 km de fronteras compartidas. Este tratado está diseñado para facilitar todas las actividades y servicios que tengan relación con el negocio minero, incluyendo entre otros la prospección, exploración, explotación, beneficio, fundición refinación y derechos de servidumbre. Las corporaciones transnacionales podrán disponer en ambos países de toda la infraestructura, se le facilitarán los recursos energéticos y agua, y podrán además sacar los minerales según les convenga hacia el pacífico o el atlántico mediante mineroductos o transportes diversos. De esta manera se genera un tercer país controlado por las mineras. El caso patético de San Juan, en donde flamea la insignia canadiense, y la Cordillera de los Andes ya no es custodiada por Gendarmería Nacional, sino por guardias privados neozelandeses.
CONCLUSIÓN
La rebelión de los pueblos contra la megaminería a cielo abierto que comenzara el 23 de marzo de 2003 en la ciudad de Esquel; las decenas y decenas de asambleas desperdigadas por todo el país, nucleadas en la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC); las resistencias de pueblos como Famatina en la Rioja, Andalgalá en Catamarca, Loncopué en Neuquén y tantos otros que soportan la violencia de corporaciones transnacionales asociadas en muchos casos al estado. Las siete provincias que luego de la gesta de Esquel le dijeron no a la minería a cielo abierto y al uso de sustancias tóxicas en los procesos mineros: Chubut, Rio Negro, Tucumán, Mendoza, La Pampa, Córdoba y San Luis. Los miles de accidentes graves alrededor del planeta, los recientes muertos en Perú en protestas antimineras, las prohibiciones en países del llamado primer mundo. Todas estas son muestras de la imposibilidad de realizar una minería sustentable bajo estos métodos extractivos y con la voracidad de corporaciones que buscan altísima rentabilidad en poco tiempo. Inevitablemente estas prácticas llevan a la ruptura de la paz social y la destrucción de genuinas fuentes de desarrollo y trabajo para los pueblos.
Para comenzar a hablar de sustentabilidad en la minería habría que preguntarse primero que país queremos. De allí llegaremos a la conclusión de los minerales que necesitamos y en qué cantidad. Recién después podremos razonar de qué manera se sacaran y en qué tiempo. Pero si para esto debemos volar montañas y cerros, destruir las producciones agropecuarias, arrasar glaciares y acabar con las fuentes de agua potable y energéticas de las futuras generaciones, deberíamos como mínimo rechazar este tipo de emprendimientos. Si a esta suma de impactos negativos le agregamos que la minería no es una fuente estable de trabajo, la mayoría de la mano de obra no es local y requiere conocimientos especializados en el uso de estas tecnologías y genera solo entre 0,6 y 2 puestos de trabajos por cada millón de dólares invertidos, siendo una actividad de capital intensivo. Es una fuente de trabajo peligrosa e insalubre y en la mayoría de los países latinoamericanos prohíben la sindicalización de los trabajadores. Con estos argumentos podremos comprender el profundo rechazo que la megaminería provoca en nuestros pueblos.
Desde hace un tiempo se viene instalando la idea de que la meseta chubutense puede ser zona de sacrificio minero y de esta manera impulsar la modificación de la ley 5001 que prohíbe la minería a cielo abierto y el uso de cianuro en la actividad. Desde los foros y asambleas que luchamos contra la instalación de Proyecto Navidad, repetiremos incansablemente que la meseta no es zona de sacrificio, que la minería a cielo abierto no es la única salida y que otro desarrollo sostenible es posible si hay voluntad política. Solicitamos a las organizaciones sociales, sindicatos y partidos políticos la toma de una postura ante la posibilidad que desde las corporaciones y el gobierno provincial se intente en breve modificar esta legislación que supimos obtener.

Para ampliar información:
www.noalamina.org
www.olca.cl
www.asambleasciudadanas.org.ar
www.orosucio2.blogspot.com
www.machpatagonia.com.ar
www.faspatagonico.blogspot.com











1 comentario:

Humberto dijo...

Hay muchos proyectos que encaran de una manera responsable y sustentable la mineria en chubut: http://www.concienciaminera.com.ar/