Escuela de el Riacho. Foto de Alejandro Mariño |
Hay un lugar, un extraño lugar que por caprichos del mar, a veces se convierte en isla.
Se lo llama Riacho, San josé, ese lugar no está en las novelas, no está lejos, está cerca de Madryn, cerca de Puerto Pirámides.
Allí también hay niños, también hay chubutenses, también hay docentes.
Esos docentes viven en una casa, que no tienen baño, no tienen agua, no tienen gas, y si la plata alcanza pagan una garrafa. De su bolsillo sale el dinero para la leña, para el transporte. De sus brazos la fuerza para llevar el agua en baldes.
En ese lugar no hay internet, no hay señal de celulares, no hay teléfono fijo, no hay luz, salvo algunas horas, si la nafta para el motor alcanza.
Ese lugar se convierte en isla, y quedan aislados sus habitantes. Allí viven y trabajan docentes. Dictan clases a alumnos de diferentes años al mismo tiempo.
Las condiciones de vida de lo/as docentes en las zonas rurales no son adecuadas, no son saludables, no son motivadoras para dejar a la familia y animarse a vivir en lugares distantes.
Los niños y jóvenes de toda la provincia tienen el derecho a estudiar, a tener una escuela en su pueblo. Hay docentes dispuestos a dejar su ciudad, a dejar a su familia y las comodidades de la vida urbana para que ningún niño quede sin educación. Sin embargo las condiciones de vida que deben soportar los maestros y profesores en las zonas rurales de nuestra provincia son vergonzosas. Varios maestros viviendo amontonados en la misma vivienda, condiciones de vida en las cuales no se satisfacen las necesidades básicas.
Espacios aislados que no cuentan con medios para comunicarse. Todavía hoy, algunas escuelas sin electricidad, sin internet, alumnos que corren en desventaja en relación con los requerimientos de la vida actual. Escuelas que no cuentan con las herramientas necesarias para enseñar en la actualidad: internet, computadoras (y su necesarios mantenimiento), electricidad, fotocopiadoras.
Los docentes de las zonas rurales tienen muchos más gastos de transporte, deben solventar la calefacción, deben trasladarse muchos más kilómetros para poder capacitarse, pagando el transporte de su bolsillo, deben soportar condiciones de vida precarias.
Según datos publicados en boletines oficiales en el mes de marzo del corriente año, se gastaron diez millones de pesos en publicidad del gobierno de la provincia solamente durante el año 2009. en la misma provincia en la que se gastan esas grandes sumas de dinero en publicidad viven docentes que no cuentan con agua potable, ni baño, ni calefacción. Están aislado/as, olvidado/as.
Resulta muy difícil contar con profesionales de la educación en las zonas rurales, esto afecta a las familias del interior. El Gobierno provincial no genera condiciones de vida apropiadas, ni ofertas laborales atrayentes para que lo/as docentes estén dispuestos a dejar su ciudad y su familia para enseñar en las zonas más despobladas. Ser docente en el interior de la provincia, ser docente en un lugar como el Riacho, conlleva vivir en condiciones precarias, sin cubrir las necesidades básicas, sin los medios para capacitarse, ni para vivir de manera digna.
Espacio Docente
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