Por Horacio Cecchi
Página 12
Sábado 22 de Septiembre 2012
“Vinimos a Buenos Aires para que sepan de nuestros casos.” La explicación de César Antillanca significa lo que no dice: en sus provincias, Chubut y Río Negro, nadie los escucha, mucho menos la Justicia. Un grupo de familiares de casos de violencia policial se reunió para relatar sus historias, las de sus hijas e hijos. Familiares de Otoño Uriarte, de Jorge Pilquimán, de Atahualpa Martínez Vinaya, de Gonzalo Julián Antillanca. También, en representación de la familia Almonacid, del Coco Garrido y de Iván Torres (ver nota aparte). Estuvieron en la coo-perativa del Hotel Bauen, donde ayer dieron una conferencia de prensa para visibilizarlos, para ser escuchados.
A Otoño Uriarte la secuestraron el 23 de octubre del 2006, cuando alrededor de las once de la noche caminaba de regreso a su casa en el pueblo rionegrino de González Oro, después de asistir al colegio nocturno donde cursaba el bachillerato. Tres días después hallaron el cuerpo de una chica desfigurada, asesinada de una puñalada. Era Otoño. El caso está denunciado en el marco de una investigación de trata de mujeres con policías involucrados. Un testigo murió atropellado, la jueza María del Carmen García García estuvo tres años con licencia psiquiátrica antes de ser apartada; el fiscal Oscar Cid también fue apartado. La causa está a la deriva. Roberto y Leandro Uriarte, padre y hermano de Otoño, estuvieron en la conferencia.
Jorge Pilquimán, de 21 años, apareció flotando en el Nahuel Huapi el 9 de febrero de 2005. La información oficial oscila entre el suicidio y un accidente. María Angela Cabrera, hermana de Jorge, vino a Buenos Aires para decir que varios vecinos vieron cómo dos policías lo sacaban de un boliche de Bariloche en la madrugada del 6 de febrero de ese año. Cabrera también sostiene que la causa está frenada a la espera de la prescripción.
A principios de este mes una mujer y tres hombres fueron detenidos por el crimen del joven Atahualpa Martínez Vinaya, asesinado en junio de 2008 en Viedma. Su madre, Julieta Vinaya, asegura que es “un inicio de la verdad”. El cuerpo de su hijo apareció en un descampado con un disparo en la espalda. En el caso es muy cuestionado el accionar policial durante la investigación.
César es el padre de Gonzalo Julián Antillanca y quien dio el primer impulso para la reunión de los diferentes casos que ahora se visibilizan en Buenos Aires. A Julián lo arrojaron en la calle en Trelew, en octubre de 2010. Según testigos, lo hicieron desde un patrullero de la comisaría 4ª. En marzo pasado diez policías de esa comisaría fueron absueltos durante un juicio. Siete de ellos, sin embargo, fueron condenados por apremios ilegales (el modo lavado que se suele utilizar en la Justicia para no mencionar la tortura y de paso reducir la pena) a los hermanos Avallay, ocurridos el mismo día y en la misma comisaría.
Sin estar presentes los familiares, César Antillanca mencionará los casos de un adolescente violado en la comisaría 2ª de Trelew; también el de Coco Garrido, asesinado en la comisaría de El Bolsón luego de haberlo detenido por una supuesta contravención nunca probada. También hará mención del caso de Iván Torres, desaparecido en 2003 a manos de la policía de Chubut. Este caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado argentino y ordenó realizar una búsqueda efectiva de su paradero, dispuso el pago de sumas indemnizatorias a la familia y consideró que el caso jamás había sido investigado por la Justicia.
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