Como en la mayoría de las conmemoraciones, señala la filósofa Alejandra Ciriza, el día internacional de las mujeres es una suerte de nudo de confluencia y dispersión de múltiples significaciones, una fecha en torno a la cual se mezclan recuerdos y olvidos. Cómo se mezclan esos recuerdos y esos olvidos depende del presente, pero también del pasado y de cómo miramos hacia lo por venir.
Mucho tiempo ha transcurrido desde la huelga de las obreras neoyorquinas, en 1908, en que 129 operarias murieron carbonizadas en una fábrica textil de Nueva York. La protesta se realizaba en reclamo por la disminución de la jornada de trabajo y desa-tó, como respuesta, la orden de quema del local con las trabajadoras dentro. Dos años después Clara Zetkin proponía ante la Conferencia de Mujeres Socialistas el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer en memoria de aquel brutal acontecimiento. El 8 de marzo, en los inicios del siglo, parecía haber nacido con la marca de la lucha de las mujeres trabajadoras por sus derechos, ligada a sectores específicos, a los duros combates por derechos laborales y mejores condiciones de trabajo.
Un 23 de febrero de 1917, es también, aunque suene paradojal, uno de los 8 de marzo. Ocurre que era 23 de febrero según el calendario juliano que entonces regía en Rusia, pero 8 de marzo en el calendario gregoriano en uso en otros lugares: en esa fecha las mujeres de San Petersburgo salieron a la calle. Entonces los soldados rusos muertos en la guerra superaban los 2 millones, y las mujeres, demandando por pan y paz, constituyeron un importante factor que precipitó la caída del zar, que fue forzado a abdicar. El gobierno provisional que lo sustituyera otorgó a las mujeres rusas el derecho de sufragio. Los acontecimientos del 8 de marzo de 1917 son importantes, no sólo porque dieron origen a la revolución y porque fueron protagonizados por mujeres, sino porque, según todo parece apuntar, esos sucesos fueron los que hicieron que el Día Internacional de la Mujer se pasara al celebrar sin más cambios hasta la actualidad el 8 de Marzo.
Pero el 8 de marzo no sólo es para recordar, aunque también lo sea, sino para reivindicar a cientos de mujeres que desde hace una siglo luchaban y luchan por una sociedad justa en muchos aspectos. Es una día para reivindicar aquí y ahora la lucha de aquellas compañeras porque también es la nuestra. Por eso para devolverle el sentido original de lucha a esta fecha salgamos a la calle a exigir:
¡Igual salario por igual tarea!
¡Salario acorde con el costo de vida!
¡Basta de abusos y violencia!
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