Collage de Fotos: Mayi Perata |
Por
Cris U. y Paz E.
Luego de tanta
violencia, de tantos casos repetidos, de justicias injustas. Después de sufrir
y ver que otras sufren por ser mujeres. Para aliviar la tristeza llegó Tacos a
Trelew.
Una brisa fresca
recorrió las calles, era un domingo extraño. Sucedió de pronto que ya no había
tanta bronca. Sucedió la risa, al fin. Disfrutar de ser mujeres, reír de ser
mujeres. Pensar que es una tarea compleja, loca, cambiante, a veces patética.
Al Comedor de la Universidad llegó la
gente extrañamente a tiempo. De pronto tanta gente distinta, reunida por lo
mismo: el arte y las mujeres. Una joven advirtió que los hombres presentes
deberían soportar ciertos comentarios. Nosotras estamos acostumbradas a
acomodarnos a las reglas y al lenguaje de los hombres. Pero esta vez ellos
deben acomodarse a las mujeres, su mundo y su lenguaje.
Y las canciones
mexicanas ponen la letra de estas tres historias, todas nuestras historias en
tres mujeres.
“No trates con
prioridad a quien te trata como opción”: mensajes que repetimos y muchas veces
no podemos cumplir porque una cosa es la teoría y otra la práctica.
La risa y la
libertad, mujeres hablando del sexo, del deseo. La libertad de reírnos de
nosotras mismas, la gracia de vernos identificadas, la risa de descubrir que
somos imperfectas y queribles, como ellas, las chicas de Tacos, locas y amadas
por un público que necesitaba reír con todo el cuerpo.
Si alguien se
sintió incómodo/a, ese era el objetivo: realmente anhelamos des-acomodar este
perverso estado de cosas para pasito a pasito (eso sí, pasitos colectivos
indefectiblemente) construir otro. Y no hay mejor forma de des-ordenar la
sociedad que permitiendo des-ordenarse a una/o mismo/a. Sacudirse un poco la
modorra de las convenciones, del qué dirán. Creemos que ese camino se puede
hacer de mil y una formas. También desde el arte, desde el humor, desde el
encuentro entre personas con realidades lejanas pero tal vez no tan ajenas.
La gran cantidad
de personas (más de 120) que asistieron, los comentarios elogiosos, los otros tacos que
salieron de la cocina que también fueron un espectáculo (prueba de ello es que
no quedó ninguno); son el aliento necesario para seguir y apostar a todas las
formas, todos los caminos que creamos genuinos para pensar(nos) y construir
colectivamente una sociedad distinta donde los mandatos sean cosa del pasado y
la libertad, la igualdad en la diversidad y el deseo sean una realidad tanto
arriba como abajo del escenario. Donde la risa se vuelva cotidiana.
¡Hasta la
próxima risa (o llanto, o ambas cosas a la vez)!
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